Muchas veces me he preguntado por qué las grandes producciones se ruedan en
lugares tan lejanos unos de otros y se desplazan los equipos con el enorme gasto
que ello conlleva. Rodando esta teleserie (Buscando el Arché) lo he comprendido
mejor, la energía de cada lugar es insustituible, si uno puede permitírselo es mejor
sumergirse en ambientes autóctonos para captar mucho mejor su esencia. De nada
sirve trabajártelo en diferido dentro de una nave industrial y recrear un mundo que
que en realidad no está allí con su pulsión y su particular influencia sobre el equipo.
He rodado la serie en más de 20 países europeos, cada uno con su paisanaje propio,
su atmósfera irrepetible y su capacidad para que la creatividad se adapte a ese lugar
en concreto. Estocolmo inspiró algunas de las secuencias más poéticas de la serie,
es una ciudad con un ritmo apacible y sereno que lleva a rodar de una forma muy
acorde con lo que te está aportando. También los actores oriundos de cada parroquia
conducen a una determinada dramatización, hay que ser permeable a esa particular
forma de ver las cosas para intentar captar un poco de esa sencillez armoniosa del
pueblo sueco.
Es fascinante dejar que los propios lugares re-escriban contigo el guión, usando los
elementos autóctonos con los que hay que interactuar, filtrar la magia que suscita
su historia y su clima y tratar de añadir ingredientes que en ningún otro lugar vas
a encontrar.
Gracias a Naida Ragimova por aportarme tanto en cada rodaje de mis viajes a Estocolmo,
grandísima, estupenda actriz y persona, inmenso honor que apareza en una de las partes
más bellas del capítulo primero de la teleserie.
Gracias también a los que compráis mis cuadros, estáis contribuyendo a llevar a cabo un
lindo sueño.
NAIDA RAGIMOVA, ACTRIZ – https://www.facebook.com/naida.ragimova